GOSICK RED Capítulo 3 (El padrino y el lobo gris) Parte 2

En medio de la Little Italy. Había un establecimiento rebosante con el letrero colorido en la esquina del paisaje urbano, aunque era pequeño, era un llamativo restaurant. 
Rome café.
En la entrada había una vitrina lleno de galletas y pasteles, en el interior estaban alineadas mesas circulares. Entraban y salían clientes, los que iban a trabajar y pedían café y sándwich, o niños pidiendo pan y ensalada a su familia. Era la tienda de un familiar que se hizo cargo de Nico cuando era niño.
 En la mesa circular se sentaban Victoria, Kazuya, Nico, y… Carlos.
Las tres personas estaban sentadas detrás de sus cafés expresos, pálidos a morir. Sólo Carlos mostraba un voraz apetito: picaba sobre su gran plato lleno de espagueti de tomate con albóndiga.
El Nick de siempre había cambiado, encogiéndose y sentándose obedientemente. De vez en cuando miraba al perfil de Carlos.
Entonces, la Manma de la familia Sack, aunque regordeta, salió de la cocina mientras se secaba las manos en el delantal. Miró fugazmente a Nick, asintió de la misma manera que hacía Rebecca. Después se percató de Kazuya y le saludó con una sonrisa, pero al reconocer a Carlos delante, su rostro se puso de piedra.
Mientras Carlos mordía y comía su albóndiga, blandiendo su tenedor, dijo:
—¡Oh! ¡La Manma de Rebecca! ¡Perdona por la intrusión!
—…Me alegra que hayas venido.
Aunque era un chico del vecindario, Manma hizo una exagerada reverencia como si lo hiciera al alcalde de NY. La atmosfera se volvió extraña. Manma se mordió los labios. Nick miraba a los dos en tensión.
—Tu espagueti es tan famoso como antes. Aunque no es una cosa comestible, bueno bueno. Hey, ¿cuánto cuesta?
—No, no se moleste… Gracias por venir al restaurant…
—¿En serio? Ya veo. ¡Creo que también quiero un postre! ¿Quizá la memorable gran tarta choco banana? Ese dulce que los niños del vecindario aman. ¡Nunca lo he comido!
—¡Ahora mismo lo traigo!
Mientras se inclinaba profundamente, lanzó una mirada a Nick. Nick tembló temerosamente.
Bajo la supervisión de Carlos, que tenía la boca manchada de salsa de tomate, trajo lentamente una tarta del tamaño de la cabeza de una persona. Se elevaba un delicioso vapor de algo recién hecho. La salsa de chocolate también caliente.
Carlos miró a la tarta, encantado. Tragó saliva. Sus ojos destellaron como los de un niño. Cogió el tenedor y el cuchillo, y aunque tenía en el rostro una sonrisa de felicidad…
Al siguiente momento, su expresión cambio a un súbito odio. Poniéndose de pie, levantó el plato y lo aventó al suelo con toda su fuerza.
—¡Ah! ¡Oyeeeee! —Como era de esperarse, Manma alzó la voz, enojada. Puso las dos manos en su cintura y miró al rostro de Carlos como si mirara a un niño. Pero sin poder decir nada, bajó los hombros y se dirigió a la cocina. 
Desde la tarta en el suelo, las bananas levantaban vapor. El restaurante había caído en silencio, los clientes guardaban la respiración y mantenían un ojo en la situación.
Nick, miró en la dirección donde Manma había desaparecido, y con una voz mortalmente enojada, dijo:
—Hey, Carlos. No te excites…  Rápido y discúlpate con la Manma de Rebecca. Veras ella… no es una mujer a la que debas tratar rudamente… 
—¿Haa? ¿Qué pasa, Nick-san? —dijo Carlos, sacó la ametralladora banana del pechó y lo colocó en la mesa. Nick vaciló:
—E-esto. Verás, ya para. ¿No es tenebroso? ¡Eres así desde que te convertiste en gánster! ¡Carlos!
Entonces desde el interior de la cocina, Manma comenzó a llamar a Nick con una voz débil. 
—¿Manma? …e-espera, Carlos!¡Te golpearía hasta la muerte!
Nico entró a la cocina, enojado, pero sólo bastó diez segundos para salir cambiado y desanimado, con la palma de su mano en la mejilla, al parecer producto de una poderosa cachetada. ¿Ha sido regañado por enojar a un gánster dentro del establecimiento? Nick encogió los hombros y se sentó al lado de Kazuya, de esa manera, permaneció en silencio. Carlos miró a Nick con una desolada expresión. 
Pero se dio cuenta de que Victoria miraba su expresión, en pánico forzó sus palabras:
—¡Ey, Gran detective-san! ¡Empieza a buscar al criminal! ¡Debo volver rápido! ¡Tienes hasta la entrada del sol! ¡En serio, entiéndelo!
—…Claro que lo entiendo. Eres un sujeto ruidoso.
—¿Ah? ¡Así que soy ruidoso, cuando entre el sol!
Con ambas manos mostró la acción de estrangular el cuello de una persona. Era una manera ya acostumbrada y extraña de usar sus dos manos. Kazuya apretó los dientes.
Nick, sorprendido, miró con asco a Carlos y susurró:
—…En verdad, ¿Qué te hizo convertirte así? Porque no eras para nada así, ¿cierto? Eras introvertido, la persona más tímida del vecindario…
—Yo en comparación a ti, tenía una vida dura, en la casa, por dinero… cuando era niño —murmuró Carlos, enojado. 
Entonces, estiró oscamente los pies sobre la mesa. 
—¡Pero! ¡Ahora mi situación ha cambiado! Tú eres un pobre aprendiz de camarógrafo, como siempre cuidado por otros. ¡Yo soy un gánster que está en la noticia! Soy de confianza, como hoy, me relegan casos de importancia. Estaré mañana en su periódico también. ¡Te lo mereces!
—Ah, Rebecca…
A la voz de Nick, Carlos se dio la vuelta.
La puerta se había abierto y Rebecca entró con pasos largos y amenazadores, corrió hacia ellos.
—Rurí me ha hablado… de Rokushou… —dijo, sin aliento. Reconoció a Carlos e inclinó la cabeza a un lado.
Sobre la mesa descansaba cinco expresos calientes.
Victoria tosió,
—Bien. Terminó la hora de la aburrida discusión. Lentamente expongamos la situación. …Kujo.
—Sí. Entonces, todos. Analicemos la historia desde el principio.
Kazuya sacó artículos de periódicos, y los extendió sobre la mesa.
El establecimiento había alcanzado su máximo punto de concurrencia esta mañana, pero sólo en esa parte del local se estaba frio como si hubiera sido cubierto por hielo. Debido a que era el único gánster, también amigo de Nick y Rebecca, los clientes no se acercaban.
Pan fresco, espagueti, piza, deliciosa tarta… mientras deliciosos aromas flotaban en el ambiente, sólo Victoria estaba congelada como los ingredientes dentro de una congeladora.
—Primero: ayer. Un hombre misterioso vino a la agencia de detectives el Lobo Gris. Este hombre era el padrino de la mafia italiana, el Jefe Garbo.
—El jefe Garbo, dijiste. ¡No puede ser! —Rebecca alzó la voz, sorprendida.
Kazuya asintió.
—Este ordenó que Victoria hiciera cierta investigación. Pero temió relacionarse con la mafia y lo rechazó. Entonces en medio de la noche, los subordinados del Jefe Garbo secuestraron a Rokushou. Tenemos hasta la puesta del sol o sino… será… asesinado…
Kazuya tembló. Victoria se mantuvo en silencio, sin expresión.
—Así que este Carlos tiene la tarea de monitorearnos.
—¿Hah? Espera, Carlos. ¡¿Qué pasa?! —Protestó Rebecca. Carlos evitó su mirada abruptamente, y se colocó un cigarro en sus labios inclinados. Pero como parecía estar asustado de Rebecca, inmediatamente la mano que sostenía su cigarrillo comenzó a temblar. Su mirada daba vueltas, inquieto, para empeorar, se inclinó hacia adelante como si le doliera el estómago.
Rebecca, sorprendida, dijo:
—…Este niño, ¡cuando era niño, él gritaba Bi-bi-detrás de mí!
—No. Aquello eran lágrimas de cocodrilo. Él, ya que le gustabas… mierda, te seguía obstinadamente…
—N-nick, cállate.
—Ustedes, no pueden dejar esos recuerdos para después? Entonces… —advirtió Kazuya con el rostro serio.
Nick y Carlos se dieron la espalda.
—La agencia debe solucionar la investigación. Para hacerlo peor, hay un límite de tiempo. Hasta que entre el sol.
—¡¿Hasta la puesta del sol?!... ¿qué clase de investigación es, Kujo?
—En la calle que todos conocemos, en la Little Italy casi todas los días suceden guerras de gánsteres. Los policías de New York terminaron por dejar de buscar a los criminales. Para nosotros, las muertes de los gánsteres son iguales entre sí… pero para el Jefe Garbo, ha venido ocurriendo muertes extrañas desde hace tres semanas. No fueron asesinatos de venganza, tampoco por peleas, de alguna manera ha habido tres muertes.

—…Eso es extraño. Incluso sin ser el jefe, es preocupante —interrumpió Carlos mientras se ponía el cigarro en la boca. 
Nico y Rebecca inclinaron la cabeza, curiosos.
Kazuya abrió los documentos.
—El primero fue Nitte. El domingo de hace tres semanas, dentro de una librería… murió por la detonación de una bomba en el bolsillo —dijo.
—¿Explosión? Es extraño. Todos podríamos morir por algo así —dijo Carlos abriendo los ojos ampliamente.
—¿En serio, Carlos?
—Sí, una muerte esplendida para un gánster.
Kazuya volteó las páginas del periódico.
—El segundo es Fiume. Murió el sábado de hace dos semanas, por envenenamiento dentro del restaurant-bar Harem.
—¿Envenenamiento? Vaya muerte más lamentable…
— Dempsey es el tercero. Colapsó en el Central Park el día domingo de hace una semana. Aunque la causa de su muerte no está muy claro, bueno, en verdad es un caso extraño.
Carlos, con voz grave, dijo:
—Ya veo. … el jefe Garbo también pensó que era extraño. En las últimas semanas miembros de nuestra familia han sido asesinados en extrañas formas, ¿cierto?
—Se predice que este fin de semana habrá una otro asesinato. Sabemos quién será la cuarta víctima.
—¿En serio? ¿Quién es ese cuarto gánster que tendrá una muerte estúpida?
Kazuya levantó la mirada de los documentos, con una expresión que decía “Lo siento,” dijo:
—Verás… eres tú, Carlos.
Rebecca escupió su expreso. Nick, mientras se limpiaba la cara con una servilleta, miró a Carlos como si dijera: te lo dije, la mafia es así.
—¿Qué? ¿Qué es lo que dijiste?
—Verás, las tres víctimas son personajes públicos. Así que… —dijo victoria después de sacarse la pipa de la boca.
—Carlos, debes saberlo. La serie de artículos de la Daily Road, “El mundo de la mafia – ¡soy un hombre peligroso!”, donde aparecen personajes públicos. 
La lúgubre voz borró por completó el ruido del interior del local.
Carlos, que tenía las cejas caídas, intervino:
—¡¿Qué es lo que intentas decir?!
—Mira este artículo. Las tres personas, tres semanas desde que la serie de artículos salió al público, en la tarde de la publicación, o al medio día del día siguiente, han sido asesinadas. Según esto, hay dos conjeturas. Una: El criminal tiene la motivación de matar gánsteres, pero no conoce los detalles en relación a los gánsteres, así que utiliza la serie de artículos para elegir sus objetivos. El segundo…
—¡¿Q-qué?!
—Por supuesto, con este patrón, la cuarta víctima eres tú. Es lo más seguro. Como sea, en cuanto a la cuarta publicación del artículo… será publicado mañana en la tarde, el sábado. El tiempo de vida que te queda se estima que dure hasta el mediodía del día domingo.
—…
—La manera más obvia y corta para capturar al culpable, es esperar a que el culpable se acerque a ti y atraparlo, lo cual podría pasar desde la tarde de mañana. Eso sería el método. Pero tu Jefe nos dio un límite de tiempo hasta la entrada del sol. Es inevitable, me preguntó si tengo que trabajar en este misterio, me pregunto.
—¡No importa qué, hazlo! ¡Gran detective-san! —dijo Carlos, impaciente.
Los rostros de Nico y Rebecca se ensombrecieron.
—¡Descubre rápido al criminal! O sino, ese niño será estrangulado, yo también seré asesinado extrañamente…! ¡Si no es por una muerte esplendida por disparo… ¡no lo quiero! ¡Muerte por envenenamiento, muerte por una bomba en el bolsillo, vaya muertes tan lamentables…!
Nick, preocupado, lentamente se sorprendió.
—¿Ese es el problema?
—¡Cállense ustedes dos!
Intervino Rebecca cuando Nick y Carlos comenzaron a discutir, diciéndose lo que fuere que se dijeran en sus argots italianos.
Victoria y Kazuya se miraron tranquilamente.
Salieron de la prospera Rome Caffe y se separaron en la esquina de la Little Italy. Victoria, Kazuya y Carlos se separaron de Nick y Rebecca.
Nick dijo seriamente:
—Kujo irá a hacer la investigación libremente. En cuanto al trabajo de la Daily Road, de alguna forma lo haré yo. Es por Rebecca.
—Pero, que Rebecca escriba el articulo…
—Yo he ganado un concurso de escritura en la escuela de leyes, así que tengo mucha confianza en lo que haré —Rebecca asintió confiadamente.
Kazuya dijo:
—Esto, ¿escuela de leyes? ¿Premio de escritura? Bueno…?
 Sintiéndose preocupado, comenzó a caminar ansiosamente.
—Como sea, existe un tiempo límite hasta el mediodia… Si no escribo el artículo sobre Wall street trial fantasy el editor en jefe se sacara los zapatos y me perseguirá con él. Es doloroso.
—¡Como dije! ¡No hay problema! ¡Porque yo lo haré! Ah, perdóname, pero puedo escribir mejor que tú, Kujo —diciendo eso palmeó los hombros de Kazuya, Nico también batió las manos en señal de despedida.
Kazuya comenzó a caminar. Aunque se dio la vuelta algunas veces…
Victoria reflexionaba seriamente. Notando la mirada de Kazuya, alzó la cabeza distraídamente.
—Primero que todo, hay que ir y ver las escenas de los crimines. La librería de NY, Harem, y luego al Central Park…
—Sí…
Ambos se miraron por un momento.
Entonces miraron al cielo, en silencio.
—…¡Solucionaremos el misterio y rescataremos a Rokusou, Victoria!
—¡Sí!
Era una mañana fría, el viento frio agitaba aquellos cabellos plateados. El flequillo de Kazuya también se agitaba inquietantemente. Victoria y Kazuya caminaron hasta la esquina de la calle donde estaba estacionada la vieja bicicleta, caminando como dos niños.

Comentarios

  1. Muchas gracias por continuar la traducción.

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  2. Me dio no se que él desperdicio de la tartita :c , me pregunto si todo este lío de verdad se va a resolver en un libro...como Gosick Red quede inconcluso va a ser complicado la autora no escribió mas Dx

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