GOSICK RED Capítulo 2 (El psicoanálisis del doctor Brad G.I) Parte 3

Una hora y media después.
En invierno el día oscurece rápido. El sol poniente del oeste de Manhattan, alumbraba el pico oscuro del Empire state building, éste resplandecía como una torre de hielo.
Kazuya montaba su bicicleta y Nick venía al lado. Ambos se frotaban los ojos somnolientos, y sacudían sus cabezas.
En la cesta de delante, iba una maleta, la bolsa de la cámara, una bolsa de mermelada especialidad de la tienda.  El sol alumbraba la cara, aún joven, de Kazuya.
—Me duele la cabeza, ¿Por qué será? —Dijo Nick.
—¿Eh? ¿A ti también? ¡A decir verdad, a mí también me duele! Tengo sonidos zumbantes en la cabeza.
—Sí. Nos hizo tomar un té con diferente sabor, ¿no? No sé si decir si era una hierba medicinal o simplemente una mala hierba, pero tenía el sabor de una cosa inútil.
Los dos se dirigieron al sur, vacilantes.
Dejaron el Central Park y voltearon a la mano derecha, hacía la Little Italy y la China Town.
—Kujo, te dormiste rápidamente, ¿no?
—Si. Cuando me tome el té, me volví somnoliento… No he escuchado prácticamente nada. Maldición. Pero tengo el presentimiento de que ha hablado de muchas cosas como su debilidad mental en la guerra. No puedo recordar más…
—Después de que te dormiste, me quedé seriamente sólo!  Pasó algo, me dijo cosas extrañas.
Ambos se acercaron al pie del puente de Brooklyn.
Era la hora en la cual los trabajadores volvían a casa. Se dirigían desde las oficias a lo largo de Manhattan hacia el otro lado del puente de Brooklyn, donde estaban sus casas. Hombres adultos con bufandas y abrigos voluminosos apurándose para llegar rápido.
Kazuya pedaleó más rápido, sobrepasando a todos ellos.
—Eres un italiano, ¿estás relacionado con la mafia? Me preguntó —dijo Nick de mal humor—. Ne me agradan esos tipos, respondí…
—También lo dijiste esta mañana, ¿no?—dijo Kazuya—. ¿Qué pasó después?
—“No, en el fondo de tu corazón admiras el mundo de la mafia Italiana! ¡No hay duda!” dijo.
Kazuya rio inocentemente. Nick, contagiado, también rio.
—Entonces, “No, tengo un amigo de la infancia que se ha convertido a la mafia y aunque tiene excelentes beneficios económicos y se vista bien, ese estilo de vida no va conmigo…” dije, entonces el doctor Brad insistió que… esto… por mi situación de ser un niño adoptado, los miembros de la familia me han impuesto… falsos valores. “¡Tú eres un hombre que quiere sostener un arma en vez de una cámara! ¡Quieres disparar! ¡Quieres dinero! El convertirte en un camarógrafo, al final, es el deseo de disparar y matar personas, ¿cierto?... ¿cierto?”
—¿Una conducta compensativa?
—Probablemente. Decirme tal cosa —dijo Nick ofendido—. No tengo padres, y he sido criado por una familia que opera un restaurante por tres generaciones. Así que, bueno, no pienso en mi situación.
—Sí.
—Sin embargo, estoy realmente preocupado. Puedes notarlo con tan solo verme, ¿no? Tengo un amigo que se ha convertido a la Mafia… ah, se llama Carlos Coppo, es un amigo de la infancia, aunque no me hablo ahora.
—¿Carlos Coppo? —Los ojos de Kazuya parpadearon¬—. ¡Ese hombre aparece en la cuarta edición de “¡Mundo de la mafia! ¡Somos hombres peligrosos!” del sábado en la tarde! Es popular entre la mafia también.
—Eh, es así…? Es impresionante —¬dijo Nico, quizá con un poco de envidia, pero su rostro volvió a estar complicado—. Como sea. Carlos se convirtió en un gánster el año pasado, orgulloso. El hecho es que olvidó esa nueva arma, la ametralladora Banana, en mi cuarto. La nueva arma de la mafia italiana. Tiene la forma de un racimo de bananas, su nombre también es interesante. ¿Será que tiene un gran poder de fuego? Desde que ha sido creado por dos estudiantes Italianos de física, despreocupadamente, se ha expandido y ha matado a miles de personas. Como sea, puede disparar 20 tiros sucesivos, y puede penetrar el cuerpo humano y matar a la persona detrás de él, es una bestia…
—Así que así es. Nick, es una explicación muy detallada.
—¿Si…? Bueno… esa ametralladora banana aún está escondida en mi cuarto… Oh, pero por supuesto no lo he usado! Bueno, en algunas ocasiones lo saco cuidadosamente para mirarlo. Como esperaba… da miedo!... cierto? ¿Cierto?
Charlaban mientras cruzaban el puente Brooklyn.
A la distancia se podía ver la estatua de la libertad. El sol poniente se oscurecía, la ciudad de New York estaba por envolverse en la oscuridad. Terminaron de cruzar el puente, avanzaron mientras miraban a la derecha, a los altos edificios al otro lado del rio y entraron a un Brooklyn cubierto por un invierno blanco y negro.
Una ciudad compactada al estilo europeo, apartamentos de inmigrantes como juguetes agrupados y muy apretados unos de otros.
—Pero mira. Yo, aunque me he molestado por eso… ¿Huh? Esto, me pregunto cuál es el problema…?
—¿No te recuerdas? También te dormiste, Nick.
—¡¿En serio?! ¿Me he dormido? Esto, pero? —dijo Nick sorprendido.
—Como sea, aquel té extraño debe tener un secreto, ¿no? pero, erm. ¿Cómo haremos un reporte de esto?
Nick miró a un Kazuya preocupado y soltó un bostezo despreocupado.
—Así que me he dormido. Jajaja. Es extraño. ¿No está bien? ¿Eh? Ahí está tu compañera —dijo deteniéndose y apunto con el dedo.
Kazuya dejó su bicicleta a Nick y se dirigió hacia la entrada de la puerta de la casa número 14 de la Cranberry Street.
Era un apartamento visiblemente viejo en una ciudad que recordaba a la vieja y grandiosa Europa.
Debajo del primer peldaño de las diez gradas de la puerta, ¿desde cuándo?, estaba Victoria de cuclillas, hecha una bola parecida a una pequeña ardilla. Sus amplios e exquisitos volantes de rojo y negro se batían en el viento del invierno. A pesar de su pequeña figura, destella de ella una atmosfera fría e impropia de este mundo.
—Vict…?
La luz del exterior destellaba en los tacones esmaltados decorados en lavanda. Un sombrero adornado con encajes cubría completamente su pequeña cabeza. Su cabello plateado destellaba con la nieve.
—¿Qué diablos pasa? Hace frio aquí afuera —. Kazuya se acercó, miró a Victoria con sus intensos ojos negros.
—No hay ninguna razón por la que esté sentada aquí —dijo Victoria descontenta.
La ventana circular del sótano se abrevio y asomó la cabeza de la encargada. Ella guiñó un ojo.
—¡Kujo-kun! Han pasado una hora desde que esta señorita ha estado sentada aquí. ¡Mirando al puente Brooklyn intensamente! Me recuerda a un adorable cachorro que tenía de niña. Me esperaba siempre que llegara de la escuela a casa… Arrojaba una pelota y él lo perseguía alegremente!
—!!
Victoria agitó su cabello plateado y se dio la vuelta, hizo una expresión como si arrojara rayos de sus ojos verdes, arrojándolos entre las cejas de la encargada.
La encargada cerró la puerta agitadamente y corrió una cortina con diseños de bolas de baseball, escondiéndose.
Kazuya se dio la vuelta, sacó una moderada porción de mermelada de menta y se lo entregó a Nick.
—¿Victoria? Verás, como pasé por la tienda de mermeladas te compré un poco. Aquí tengo algunas de las series Max: mermeladas de fresa, arándanos, de limón y naranja, de durazno…
Nick se acercó tímidamente como un cazador débil frente a una presa salvaje.
—¿Por qué estás esperando aquí afuera? Haciendo tanto frio —preguntó tímidamente a Victoria.
Fum, Victoria apartó la cabeza sin interés.
—¿Qué estás haciendo en este lugar? Nick.
—Ah no, ¿qué hago en este lugar? Mira, es que… eh? —Nick volvió a sus sentidos—. Es verdad. ¿Qué estoy haciendo en Brooklyn?
Victoria levantó la cabeza, sorprendida, como era de esperarse. Nick miró a la cara de Victoria, la cabeza inclinada de Kazuya, la calle Cranberry. Se frotó el bigote.
—Yo… mientras hablábamos, de alguna manera le seguí hasta aquí!
—¡Como si eso podría ocurrir! —dijo Victoria, su rostro frio e inexpresivo temblando, sus pupilas verdes parpadearon, exasperada.
 Victoria se dio la vuelta a la entrada y desapareció junto a Kazuya.
De camino Nick se preguntó:
—¿Qué rayos he hecho? Tendré que cruzar el puente otra vez… qué fastidio —murmuró saliendo despreocupadamente de la calle Cranberry. Volvió al puente Brooklyn, la isla Manhattan.
Inadvertidamente la pesada noche cayó sobre la ciudad. Los rascacielos se elevaron oscuros. En la cara barbuda de Nick desapareció esa sonrisa atractiva cultivada desde niño. Su perfil reflejaba la imagen de un hombre cambiado, osco y sombrío.
—…¿Huh?
Desde cerca al puente, tenía la sensación de que un auto negro le seguía desde atrás. Pero el auto no tenía mucha distinción, así que pensó que era una imaginación.
Pasó la Little Italy, esta vez dirigiéndose a Greenwich Village. Se detuvo delante de la entrada de la casa Mushanokouji donde había una estatua de león. Sobre su rostro flotó una expresión cansada, colgó la cabeza. Se veía considerablemente indeciso pero se decidió y levantó la mano, y tocó la aldaba en forma de león.
Rebecca salió lentamente, precisamente el momento en que salía para irse a casa.
—¿Eh? ¿Nick? ¿Qué pasa?
Nico raídamente se sintió aliviado, formando de nuevo una expresión amable dijo:
—No, pensé que era ya era hora del volver a casa, y venir a buscarte… sabes?
—Volver juntos —dijo Rebecca despreocupadamente.
Nick abrió los ojos desesperadamente, miró a Rebecca directamente como si la atravesara con los ojos. Ambos se alejaron por la Greenwich Village.
Eran ya adultos, familiares desde niños, mantenían una razonable distancia mientras caminaban con tranquilidad. Ambas figuras altas parecían una pareja salida de una película.
—Ahora que recuerdo —dijo Nick repentinamente—. ¿Recuerdas a Carlos Coppo?
Rebecca asintió de la misma manera pausada.
—Sí, es un niño con el que jugabas mucho, ¿cierto? … pero Carlos se convirtió en un gánster y dejó la casa, ¿no?
—Sí… el tipo ahora es popular entre los jóvenes gánster, incluso aparece en los periódicos! …lo ha hecho bien. Tsk!
Captando el tono frustrado de Nick, Rebecca levantó la cabeza.
—¿A quién le importa? …pero, por qué te enojas, Nick?
—¡No! pero de alguna manera… pasó tres meses desde que entré a la compañía. Pensé que me veía tonto trabajar desde lo más bajo. Mis superiores y el editor en jefe se burlan de Kujo y de mí. Ayer, hoy… bueno, incluso si me dispararan con una ametralladora Banana me sentiría bien… ¿Eh? No soy así ¿no? Me pregunto si es por las extrañas cosas que dijo ese sujeto raro.
Rebecca rio distraídamente.
—Wow, Nick. Incluso si no apareces en un periódico, incluso si nadie te conoce, siempre te has esforzado en el trabajo cada día. Además, al menos en nuestra familia sabemos lo admirable que eres.
—Uh huh…
—En primer lugar, ¿no odiabas a los gánsteres? Nuestra familia piensa lo mismo, tú también, ¿no es cierto?
—Ah… Sí…! Por supuesto!
—¡No te preocupes por cosas aburridas!
—… Sí. Lo entiendo.
Mientras Rebbeca le hundía los dedos rudamente, la expresión facial de Nick se soltó ligeramente.
Entonces comenzaron a hablar de cuando eran niños. Rieron mutuamente y hablaron de muchas otras cosas.
Mientras volteaban una esquina de la Little Italy, Nick volteó la cabeza gentilmente.
Miró en la dirección de Greenwich Village. El auto negro del cual tenía la sensación de que le seguía había desaparecido.
“No, es mi imaginación, ¿no? debe ser así…?”
Asintió en acuerdo.
La luna parecía un pedazo de hielo, pero destellaba en lo alto del cielo.
En ese momento.
El auto negro se detuvo delante de la residencia de la familia Mushanokouji.
Dos hombres jóvenes estaban sentados en los asientos delanteros.
Inclinado en el asiento, el hombre de negro, John Smith, abrió lentamente la ventaba y miró a la espléndida entrada.
—… Ya veo.
Asintió.
—¿Aquí vive la hermana del amigo del Lobo Gris? Su nombre es Ruri Mushanokouji. Su esposo está en el extranjero, además tienen un hijo. Uh huh…
Rio con fuerza.
El viento del norte soplaba. John Smith cerró la ventana.
—Parece que tendremos que reportarlo al Jefe —Murmuró felizmente.
En esta oscuridad las estrellas del cielo brillaban en el cielo de New York. La metrópolis parecía el interior de un bosque en la que predominaba el silencio.
El vehículo se encendió lentamente y se alejó hacia New york.
La luna brillaba en las altas figuras de Nick y Rebecca que caminaban lentamente. La familia Sacco esperaba a los hermanastros.
 El viento de la noche sopló y agitó el largo cabello de la hermanastra.

Comentarios

  1. En verdad me alegro de manera desmedida por la traducción, desde hace tiempo la quiero leer y no hay ninguna traducida, ni siquiera en ingles :(
    Sabes con cuantos capítulos cuenta G Red masomenos?

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    1. !Hola!
      Por ahora no tengo la raw en la mano, pero creo que consta de cuatro a cinco capítulos.

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  2. Vaya...lo que uno se puede encontrar, la traduces desde el japo? no necesitas ayuda con la edición, corrección, étc?

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    1. Hola, sí la traduzco desde el japonés, por ahora lo único que me parece dificultoso es pasar a texto editable la raw, agradecería una mano en ese sentido : )

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  3. Jajaja que linda Vuctorique lo estaba esperando xD es terriblemente tsundere, me pregunto si es esa aura sobrenatural que tiene la que hace que a golpe de vista o primera impresión la gente no piense que es la esposa de Kujo incluso si viven juntos.
    Nick me da la impresión que podrían estar enamorado con su hermanastra tal vez?

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