GOSICK RED Capítulo 2 (El psicoanálisis del doctor Brad G.I) Parte 2

—¿Entonces? ¿Que era ese baile de hace rato?
Central Park. Un parque de enormes árboles que se extendían en medio de la isla Manhattan como una salchicha dentro de un Hot Dog. Había pequeñas colinas, un lago, caminos excelentes y hasta antiguos castillos.
Salieron del edificio Daily Road y mientras miraban hacia la izquierda donde se hallaba el Empire state building, se dirigieron hacia el norte, cruzando el inmenso parque, hacía la zona alta oeste.
Kazuya pedaleaba su bicicleta, y Nick le seguía de cerca.
Aunque era invierno el clima era agradable. Había familias paseando, parejas, y niños subiendo los árboles. Las risas de las chicas trabajadoras en las bancas comiendo sus comidas y el canto de los pájaros se unían, produciendo una música reconfortante. Los rayos del sol lo eran más.
—Um. ¿Qué podría haber sido?
—¡Kujo! Aunque eres un tipo serio, en ocasiones no te comprendo. ¿Es el misterio de las personas del Oriente?
—No. En verdad empiezo a recordar algo.
—Hemos estado juntos durante dos meses desde que hacemos dúo, ¿no? Pero aun así guardas algunos misterios. Para empezar, está esa misteriosa chica con la que vives.
—Ah. Aquí doblamos a la izquierda. Saliendo del parque —dijo Kazuya mirando su mapa, aun montando en la bicicleta. Apuntó a la izquierda. Nick asintió y cambió de curso.
Al otro lado de la calle principal, donde salieron de Central Park, estaba el edificio que buscaban, en una esquina de la zona oeste alta. Uno de los famosos edificios de New York de la antigüedad. Era enorme y tenía la apariencia de un templo gótico.
Los dos dijeron sus asuntos a los guardias uniformados y entraron por la puerta principal. Delante de la puerta había una espléndida fuente que borbotaba agua salobre.
Afligidos por una sensación lúgubre, caminaron apesadumbrados.
Había un ascensor hidráulico oscuro, tan grande como un apartamento de emigrantes. El botones de raza negra del elevador preguntó a qué piso, y ellos pidieron que por favor al quinceavo piso.
Haciendo un sonido extraño, la caja de metal subió lentamente.
—Bueno, para estar ubicado en un edificio caro, esta clínica debe ser rentable.
Kazuya asintió. Miró la alfombra roja oscura, los grabados en las paredes oscuras y el techo de espejo.
 El ascensor llegó al quinceavo piso. Había un olor punzante a moho. En las paredes colgaban libremente luces en forma de Lirios. Había impresionantes floreros, aunque vacíos. Las alfombras eran antiguas y lanudas. En la pared había grietas en forma de vasos sanguíneos.
—El cuarto 1532 —dijo Kazuya caminando tímidamente, apuntó a una puerta negra—. Es aquí, ¿no? Ahí está la placa de la clínica… entonces… ¡¿Waa?! —Fue tirado para atrás con la enorme puerta cuando ésta fue abierta desde dentro.
Un joven saltó desde el interior como una liebre. Llevaba unas botas y un abrigo negro fino. Un físico lamentable. ¿Podría ser una herida de guerra? No tenía un brazo, la manga le colgaba de un costado, inútil.
—Bueno, doctor. Volveré mañana en la noche! —dijo.
Agachó la cabeza y se fue como si huyera. Kazuya se sintió inquieto y se dio la vuelta, la figura del hombre volteó la esquina, como una espirito maligno.
La enorme puerta se cerró.
Miró su reloj de muñeca, el reloj apuntaba justo las tres de  la tarde.
Kazuya asintió con decisión, alargó la mano y tocó la puerta.
Las cortinas de la clínica estaban cerradas dejando a la vista una imagen borrosa del interior.
Al lado de la pared había un espléndido escritorio y una silla. En medio había un diván azul para los pacientes. Colocados por todos lados estaban ornamentos perturbadores, tales como una lámpara en forma de gárgola, gráficos de modelos anatómicos de un ojo y un cuerpo humano con las venas expuestas. Desde la estrecha abertura en la puerta se podía ver el interior del cuarto, se podía ver la recepción y un estante lleno de libros académicos e historiales clínicos.
Kazuya y Nick intercambiaron miradas, inquietos.
Y desde el interior del cuarto vino el sonido de pasos de baile. Ambos se miraron la cara, perplejos.
—¿Qué es ese sonido? —murmuró Nick, asustado.
Entonces desde el interior saltó un hombre. Un hombre de cuarenta años y de buena constitución, llevaba una bata blanca encima de una saco fino.
—¡Wa!
—¡Kyaa!
Kazuya y Nick gritaron como dos chicas.
El hombre aterrizó sobre un pie, sobre sus dedos, una pose magnifica, y comenzó a rotar.
Llevaba lentes de sol redondos y un sombrero de ceda. Tenía barba. Para tener una buena constitución física, tenía la piel pálida, enfermiza. Era un caballero con aire intelectual, si olvidamos el baile.
Kazuya jadeó.
—¡Ya recuerdo! Lo vi esta mañana en Greenwich Village, el caballero que caminaba bailando… Entonces, es la cara del caballero… —Asintió para sí.
Kazuya iba presentarse pero el caballero habló antes.
—Son los jóvenes del periódico, ¿no? ¡He escuchado de ustedes! —Dijo con una voz chillona, casi como un grito, mientras seguía dando vueltas—. ¡Aunque he rechazado entrevistas, ahora tengo una pequeña escusa! ¡Así que lo he aceptado! Oops, Ustedes, antes de sentarse… Ayúdenme un momento a sentarme! ¡No, tiren de esta mano! ¡Déjenme en esa silla! ¡Como si dejaras caer una roca inesperadamente! ¡Sí, así! ¡Bien hecho!
Kazuya y Nick sostuvieron los brazos del doctor Brad, mientras hablaba, y le aventaron a la silla.
—Cuando uno se sienta, se calma —refunfuñó el doctor mientras se calmaba y se sentaba.
Habiéndose calmado todo, el doctor Braid volvió a ganar la elegancia de un caballero. Aunque Kazuya trataba de estar impasible, Nick, asustado, había doblado su enorme cuerpo y había terminado escondido detrás de su compañero.
—Al parecer les he asustado —dijo el doctor Brad limpiándose el sudor de la frente.
—N-no —Kazuya negó con la cabeza.
El doctor le miró, estudiándolo.
—¡Oh! Un adorable joven amarillo, ¿no?… Aunque si fueras más pequeño serías más de mi agrado. Ja-jajaja!
—¿Eh?
Aunque bromeaba, detrás de sus lentes de sol, en sus ojos, había un brillo extraño y serio. Kazuya volvió a preguntar con un rostro serio.
—¡Ah, nono, no importa! —El doctor negó con la cabeza, desesperado¬-—. Como sea, esto es una especie de coreografía. Cuando me paro, mis piernas terminan por moverse solas. Es por el estrés —volvió a limpiarse el sudor. Miró a Kazuya y Nick, comparándolos—. Ustedes… son jóvenes, pero parecen sanos, han participado en la gran guerra, ¿no?
—Sí.
—¡Yo también! Peleé en ambos lados de la primera y segunda tormenta. Y… aunque mi cuerpo volvió ileso de la guerra, cargué conmigo un trauma psicológico. Ahora también peleo con esta clase de síntomas —dijo el doctor.
Nick se recompuso, y sacó la cámara con las manos temblorosas. Kazuya abrió su bloc de notas y comenzó a tomar apuntes, de repente notó algo.
—El hombre que salió antes, es también un herido de guerra, ¿no? —dijo.
—¡Así es! —Asintió el doctor, sonriendo por alguna razón.
Los lentes del doctor cubrían su expresión, pero sus labios se abrieron, relajados.
—¡Así es! Ahora recibo varios pacientes buscando ayuda, pero todos ellos son jóvenes heridos por la guerra. ¡Estados Unidos de América crece en civilización y economía,  y está entrando en un nuevo periodo! Pero la nueva generación que empuja toda la emoción y prosperidad, lleva cargando en sus hombros las consecuencias mentales y físicas de la guerra, es un periodo absolutamente complicado.  Como sea, aunque la tormenta mundial ha sido resuelta, aún no ha terminado de pasar siquiera un poco. Aunque ellos quieran a un nuevo tipo de líder, desafortunadamente, no hay señal de que ese tipo de persona haya aparecido.
—Sí, entiendo.
—Mira, por mi propia experiencia, quiero que tales jóvenes sean curados. He estudiado la mente del corazón. Las mentes pueden ser estudiadas científicamente, los traumas y las heridas físicas pueden ser curadas, estoy convencido de ello. …me entienden?
—S-si
—Mi método de tratamiento, se puede llamar como “el análisis de la mente”.
 —Hmm…?
Kazuya inclinó la cabeza a un lado en duda. El cuerpo del doctor se inclinó y sorpresivamente empezó a reír.
—¡Una reacción sincera, ¿no?! ¡Eres un chico agradable y obediente! ¡Tú también, el de la cámara, desde hace un rato has estado haciendo una cara extraña, ¿no es cierto?! No importa, está bien. ¿Probablemente han venido para la entrevista de esta mañana, ¿no? ¡Es más rápido experimentarlo que escucharlo! —dijo el doctor, e hizo un extraño sonido similar a una serpiente cuando se lambe la boca. 
Kazuya, como si se viera en los ojos de una serpiente, rápidamente se puso rígido. 
El doctor se frotó varias veces las manos, comparó las caras de Kazuya y Nick, disfrutándolo.
—Bien, bien, dos preciosos chicos… —murmuró—. ¡Recibirán mi 〈psicoanálisis〉!
—Ah… mira, este! —vaciló Kazuya.
El doctor siguió riendo.
—Mira, pero, me preocupa mucho, ¿qué es? Tengo trabajo, también familia, la comida también es rica! —dijo Nick, enojado, separando la cara de la cámara.
—¡Es seguro! ¡Y si no lo es, pronto lo descubriremos! —dijo el doctor cada vez más divertido.
—¿L-lo descubriremos? ¿Y si no lo es?  No debería haber ningún problema, ¿no? —dijo Nick.
—Mira, la mente de las personas son cosas inestables que pueden ser cambiados si usas fuerza. La mente no es un cuerpo sólido. Lo que ahora crees con todo el corazón, infundido por alguien a su propia conveniencia, podría ser erróneo. …Bueno! 
El doctor rio.
 —Ah, ¿en cuál de los dos lo haré…? —Murmuró para sí.
La sonrisa del hombre había desaparecido, dando pasó a una expresión dolorosa.
“De alguna manera… dentro de las tres personas en este cuarto, el doctor es el más problemático… primero está ese baile… ese expresión dolorosa... será mi imaginación?,” pensó Kazuya.
El doctor Brad se puso de pie. Comenzó a bailar. Kazuya y Nick le siguieron con la mirada, viendo como el doctor bailaba como una mariposa por todo el cuarto. 
—¡Tú, el primero! ¡Siéntate en el diván! ¡Tú, el italiano, siéntate en la silla que está al lado! —dijo el doctor apuntando a los dos mientras realizaba pasos increíbles.
—S-sí…
Kazuya se sentó obedientemente en el diván, mientras Nick se sentó en la silla tímidamente.
El diván era sólido y lanudo.
El doctor le sirvió té con una hierba, le dijo que lo tomara. Kazuya se lo tomó de golpe, preocupado del contenido.
—Uhe, es dulce amargo…! —dijo.
El doctor siguió bailando por todos lados.
—Bien… ahora comencemos con la entrevista del psicoanálisis. Ustedes son Kujo Kazuya y Nicholas Sack del periódico Daily Road, ¿no? Escuchemos sus historias. Pero primero… Sus recuerdos cuando eran niños… desde ahí…
La voz del doctor Brad rápidamente se volvió distante.
Kazuya intentó escuchar. Pero por alguna razón la voz del doctor se perdía.
—Yo, en medio de la guerra, debido a la debilidad de mi corazón, sucumbí a la tentación, jugué con cosas abominables en delirio, ¿saben? Y entonces… después de la guerra, un personaje, a mi debilidad… tú conoces el (Hoover file) que el FBI valora, ¿no? Dentro… a decir verdad,  también está mi secreto… 
Aunque había dicho algo importante…
(No es bueno. Estoy perdiendo la consciencia. Nick. Después…)
Kazuya perdió la conciencia, cayó al mar y se hundió como un cadáver…

Comentarios

  1. Lo preferiria mas pequeño? Ese caballero es medio rarito me pregunto si El tipo que le gustaba toturar niños del prologo.

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