GOSICK RED capítulo 2 (El psicoanálisis del doctor Brad G.I) Parte 1

Bueno, por otro lado. En ese momento Kazuya pedaleaba su bicicleta desde la villa del este de la parte baja de la ciudad hacía el sur, arribando a un extremo de la Isla Manhattan donde estaba también la Wall Street, específicamente al Business District.
Los edificios hecho de metal crecían como una extraño bosque, apretujadas unos de otros. Había unos cuantos diseños de decorados inútiles, generalmente. Ambos lados de las calles estaban tenues y lúgubres.
〈Newspaper Row〉
Edificios antiguos de prensa. Era una ciudad de organizaciones de prensa alineados en fila.
En esa esquina, en una apertura entre los esplendidos edificios, había un edificio de seis pisos como si este hubiera sido hecho y secretamente rellenado de periódicos y pegamento.
La emergente empresa de periódicos (Daily Road)
El presidente, después de la devastación de la guerra, notablemente y siendo un joven exitoso y fuerte, apareció en el directorio de los estados unidos de América… al parecer.
A diferencia de los esplendidos edificios que lo rodeaban, en la puerta de la entrada estaba la estatua de un ángel que parecía a punto de echarse a volar, un peculiar diseño de un cristal con la figura de Galileo sostenía sobre la cabeza una esfera que parecía el mundo mientras sacaba la lengua. Había varios casos en que los viajaros lo confundían con un restaurante y entraban.
 La bicicleta se detuvo delante del edificio.
Como esperaba, había llegado tarde, saltó en apuro.
Había solo un estrecho elevador hidráulico. Jóvenes reporteros y camarógrafos subieron mientras se apretaban entro ellos.
Llegando al quinto piso, diciendo “Salgoo”, otra vez abarrotado, salió del elevador dando trompicones.
En el lúgubre pasillo hacía frio. Kazuya volvió a calzarse el sombrero perfectamente y se dirigió hacia la oficina del editor en jefe.
Nick estaba parado al lado de la puerta de cristal ennegrecida por haber sido hecho de madera barata. Se movía de un lado para el otro.
—…Um?
¡He! mide tus pasos, al parecer dijo. Moviendo exageradamente los brazos, se acercó de puntillas y hecho una ojeada.
 El editor en jefe de cuarenta años y guapo y la hermosa secretaría que tenía su cabello suave como la paja atada en una coleta, se lanzaban documentos y lapiceros, peleándose. No, de hecho la única que lanzaba las cosas era la secretaria.
—¡Eres un tonto, papá! —gritó ésta.
 —¿Otra vez, se están peleando? Por dios, es difícil contratar a una hija como secretaria —dijo Nick.
—Otra vez.  ¿Esta vez por qué están peleando?
—Escuchó que su papá había untado el pan de la mañana con la mermelada. …bueno, dijo que él era el editor en jefe y el director, este es una empresa familiar, no crees? …mm, Kujo?
Kazuya miraba al editor en jefe con desesperación y entusiasmo. Notando la mirada de Nick, seriamente dijo:
—Ha… por alguna razón quería ver la vergüenza del editor en jefe.
Nick rio.
—¿Es curioso, no? ¡Yo también! ¡Verlo por mí mismo alivia mi corazón! ¡Ah, mierda. He sido descubierto!
El editor en jefe había dado la vuelta, con una notoria vena en la frente, apretó firmemente una parte de un periódico y cargó como un león. Se acercó a la puerta, haciendo una cara como la de un demonio, pegó un anuncio de una página de periódico.
Kazuya y Nick retrocedieron, balbuceando.
En el periódico estaba un anuncio. Estaba la fotografía de un doctor. Con una sonrisa confiada. Los ojos detrás de sus lentes eran fríos. Una larga barba. Encima de su traje fino una capa blanca. Apuntaba hacia la cámara con el dedo índice. Que…?
En ese momento:
—…papa, te has comido toda mi mermelada!!
Mientras el grito de la hermosa secretaria sacudía el cristal, resonando incluso por el pasillo,  los jóvenes reporteros, otra vez, sorprendidos miraban de soslayo mientras pasaban.
—¡Ve a comprarlo rápido! ¡O te mataré! —Exigió la secretaria.
El editor en jefe pegado en el cristal, mientras sus ojos se inyectaban de sangre, apuntó el anunció. Pidiendo algo…
—Kujo y… Nicholas… A esta clínica… Hagan una entrevista! No hay tiempo…! Ahora mismo!
—¡Ah!, si…?
—Por qué, editor en Jefeeee. No tenemos siquiera una explicación detallada de lo que se trata, ni yo ni Kujo… Ah!?
El bookend del periódico siendo lanzado, el momento en que cambiaba de dirección le golpeó en la frente. El editor en jefe, ¡ku!, murmurando solo una palabra, detrás del cristal lentamente desapareció en el suelo.
Kazuya, al momento que desaparecía, miró intensamente el anuncio.
Estaba escrito lo siguiente:
(Bienvenido a la clínica del doctor G. I. Brad — ¿Lo sabes? Aquí está la solución de los problemas con la “ciencia de la mente”)
Pero, los caracteres también desaparecieron hacia el suelo…
La imponente y hermosa secretaria de coletas, miró hacia ellos… en el momento en que reconoció a las figuras de Kazuya y Nick, enrojeció y con la palma “…Ah! iyaaaa!?” se cubrió la boca.

—… es psicología, no? —preguntó Kazuya.
—¡¿No he dicho que vayan rápido?! Por ser un par de lentos pasé por algo cruel, no saben! —Respondió el editor en jefe, enojado,  mientras se limpiaba la sangre que le salía de la frente. Ojos inyectados en sangre, labios temblorosos, un hombre apuesto con la elegancia de la masculinidad, echados a perder.
—No será que nos mandaste llamar porque sabías que te pelearías con tu hija —dijo Nick descontento.
—¡Así es!... no no! ¡Estás equivocado!
—…
—Bueno, esa hija, es predecible que se pueda enojar de tales cosas, no? no maldición, aquí el asunto es que quiero que vayan a hacer el reporte! ¡Esto!
Debido a que tenía la cabeza atado con un pañuelo, le había dejado de sangrar, expandió el anunció del periódico distraídamente.
Kazuya sacó su libro de notas. Nick, comenzó a comer la rosquilla y el café que la hermosa secretaria había traído lentamente a tal grado de atemorizar, rápidamente dejando la difícil conversación a su compañero.
—---aunque el doctor G. I. Brad es un psicoanalista alemán. Después de la guerra mundial, vino a los Estados Unidos de America y abrió una clínica. Personalmente también, le pasó algo en la guerra y su mente se hizo daño, por ello estudió la psicología, cosas de la mente, eso se dice. Me pregunto. …. Espera, empiezo a perder la conciencia… uh!”
—¿E-está bien?
—¡KE! Todavía no estoy echado a perder como para que te preocupes por mi… comprendido?... hablaba de algo, no?”
—Este, me decía del doctor Brad… editor en jefe…?
—Aunque no estoy seguro exactamente de qué se trata ese tratamiento, es tremendamente popular en los jóvenes que vuelven de la guerra, de las flapper girls que juegan en las noches, como sea entre los jóvenes Neoyorquinos. Tanto que sale en los anuncios de periódicos de nuestro periódico, y comienza a prosperar.
—Umm, Umm.
—Así que le propuse una entrevista personal y él respondió que sí. En el momento dije que hoy estaba bien. Estaba confundido y les llamé a ustedes. Como sea, para colmo no había ningún reportero libre —dijo el editor en jefe—. Kujo, eres trabajador, y veo que recolectas información seria, pero me avergüenza decir que no somos un periódico de primera categoría. ¡Si no escribes noticias más casuales e interesantes no sirven! ¡Este es el caso, ve y recolecta información interesante! ¡Vamos, ve!
Kazuya levantó la cabeza, miró al editor en jefe con los ojos llenos de vida, abrió la boca para decir algo, pero saltó de su silla cuando el editor en jefe le golpeó el trasero. Fue a parar a la pared, protegiéndose el trasero, avergonzado. Nick también recibió un golpe en el trasero cuando pasaba la última pieza de las rosquillas con un café, escupiéndolo.
—¡No! ¡He escuchado! —dijo.
—La entrevista es a las tres de la tarde, desde que hay menos gente, vayan rápido y llegaran en una hora y media, vamos! ¡Parecen dos nenas avergonzadas, qué esperan! —Pareció recordar algo—. ¡Ahora que recuerdo!
Les ahuyentó hasta que los dos salieran a trompicones del cuarto. El pañuelo manchado de sangre comenzó a gotear, se limpió con el revés de la mano, pero la sangre roja se esparció por toda su cara.
Los rostros de Kazuya y Nick se congelaron debido al escalofriante rostro del Editor en Jefe.
—Bueno, ¿saben? Ese doctor, debido a la guerra, ha sufrido un poco de… no puede decirse que sea normal… como sean, lo comprenderán cuando lo vean. No se preocupen por pequeños detalles, y no se contengan en la entrevista. ¡Toma, esto es para ustedes!
Les lanzó el periódico. Debido a que estaba manchado de sangre, Kazuya y Nick discutieron respecto a quién iba a cogerlo.
Kazuya notó la fotografía del doctor que no había sido manchado de sangre.
—¿Eh? —murmuró, cogió el periódico y reflexionó—. Parece que he visto esta cara antes.
—¡Hey, hay otro aquí!
—¿Donde? Déjame ver.
—Escuchen, se dirigirán hacia el norte, hacia la zona oeste alta de Manhattan, como sea, ¡cómprenme esto también! —dijo el editor en jefe al momento que escribía en una hoja, le dio forma de avión y lo aventó. Nick lo cogió reluctante.
Cuando lo abrió, tenía escrito la dirección, el nombre de la tienda, y el producto.
(Una botella de mermelada sin mucha azúcar. ¡No, dos botellas!)
Nick se molestó.
—¡¿Soy un recadero?! ¡Digo que puedes ir a comprarlo tú mismo! ¡Dios!
—¡Mierda! Los adultos estamos ocupados en varias cosas. ¡Como sea, lárguense! ¡Niñatos! —dijo enojado el editor en jefe detrás de la puerta.
Los pasillos eran angostos y lúgubres. Si las luces fueran reparadas se mostraría la sorprendente ruina de los pasillos, encontrando polvo, basura y cadáveres de ratas. Kazuya y Nick trotaron entre los reporteros que salían por todos lados.
—Cuando alguien se rompe la cabeza y sangra, es muy difícil negarse, ¿no? Pero también tiene la culpa el editor en jefe por pelearse con su hija todos los días, ambos lo tienen... —Nick miró a Kazuya con curiosidad— ¿Qué fue lo de antes?
—…¿qué? —dijo Kazuya confundido, luego recordó—. Ah, parece que he visto en algún lugar a este doctor Brad.
Delante de ellos aparecieron dos irlandés que les bloquearon el camino. Se detuvieron sorprendidos.
Nick torció los labios, alzó los hombros y dio un paso hacia delante.
Eran sus camarógrafos superiores. Ambos eran irlandeses, tenía los ojos pálidos, y escasos cabellos castaños. Sonrieron desagradablemente.
—¡Hola! ¡El extraño japonés y el chico italiano que no pertenece a la mafia —dijo uno—. Mentira, fue una broma. Hey, hey, que pasa con esa espeluznante cara. Pequeño Nick.
—Cada vez que se enoja se parece más a un niño. Como sea, puedes apartarte.
Nick apretó los puños y les miró peligrosamente.
—Como sea〜, Kujo〜. Nosotros estamos ocupados hoy, ¿no? El Concurso de mis New york y después tenemos una entrevista con una importante persona.
—¡El candidato presidencial Golds Wage! ¡¿Sabían que es un político honesto que no está ligado a la mafia, al mundo financiero, ni al FBI?! Aunque está ligado a los quisquillosos Puritanos.
—Y vendrá a hacer un mitin el fin de semana en la plaza delante del Empire state building, así que hoy ha venido a New york! ¡Nuestro dúo tendrá una activa participación en la cobertura! ¡Maldición, en verdad no tenemos tiempo!
—Así que, ayúdanos otra vez, Kujo…
Kazuya cautivado por el periódico había asentido distraídamente, hasta que escuchó el pedido.
—Pero, tenemos algo… ¬—Vaciló—. Bueno, de qué se trata?
—Se trata sobre la serie de artículos (¡Mundo de la mafia! ¡Somos hombres peligrosos!) Supongo que el cuarto artículo para esta semana ya ha sido hecho, ¿no? por eso, haz también del siguiente. ¡Vamos, ayúdanos!
—Bueno, supongo que habrá tiempo… Eh? Espera, Nick?! ¡Detente! —dijo Kazuya, deteniendo a Nick que había intentado golpearlos.
Los ojos de Nick destellaban y su expresión mostraba rabia pura. Los superiores se dieron de codos, y se marcharon como si huyeran.
Nick tragó su ira y batió los puños.
—¡Maldita sea! Ellos utilizan tu gentileza como excusa para pedirte ayuda, uno por uno. ¡Sólo porque son mayores! Es un acto despreciable —dijo.
—Sin embargo —dijo Kazuya desganado—. Los artículos de los superiores son interesantes… Eso dijo el editor en jefe…
—¿En serio? Como sea, ¡yo también quería ir a cubrir a Golds Wage! Mira, me siento un poco atraído por esa persona… ah, es como una predicción que tengo. Desde niño, como que podía saber misteriosamente si una persona estafaría a un restaurante o que un hombre que llevaba ropas modestas era en realidad rica.
—Um…
—Kujo, ¿estas escuchándome? Desde hace rato que estas distraído… —Se dio la vuelta molesto, y peló los ojos—. ¿Que-qué diablos te pasa, Kujo?
En medio del corredor, lleno de gente, Kazuya se había puesto a bailar, desganado. Mientras daba los pasos, inclinaba la cabeza, pensando.
—Eh, ¿qué pasa? ¿Te falló la mente? ¡¿Es por culpa de los superiores?! —dijo preocupado mientras pegaba la espalda a la pared, evitando a su compañero. La ola de los periodistas fluyó, rodeando a Kujo como a una piedra en medio del rio.
—No. Cómo te lo explico —dijo Kazuya serio, apuntó a su propio pie —. Acabo de recordar algo. Pero no puedo recordar del todo. Creo que tiene que ver algo con un baile. ¿Qué puede ser?
—Eh, ¿algo sobre un baile? —dijo Nick rascándose el bigote.
En ese momento el ascensor hidráulico llegó al quintó piso. Entonces la gente comenzó a entrar, golpeándose con los codos. Siendo empujados, Kazuya y Nick se perdieron de vista. El elevador volvió a funcionar ruidosamente, bajando con el peso de varias personas.
El corredor se vació, pero el ruido de pasos apresurados, de máquinas de escribir siendo presionadas, de personas conversando, continuó resonando.



Nota del traductor:
Esta parte del capítulo ha demorado mucho en salir, espero que el siguiente no demore tanto, espero. 
Gracias por leer.

Comentarios

  1. Tendrá algo que ver con Victorique?? Ella es quien le pide a Kujo que baile xD ademas me agrada Nick es bastante divertido y se preocupa por Kujo creo que es la primera vez que se ve a Kazuya interactuar con otro hombre en condición de igualdad con sus hermanos no se lleva bien y en Sabrue se relacionaba casi solo con mujeres y con Grevile se llevaba bien mal.

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