GOSICK RED capítulo 1 (Hello! New York) parte 3

Hola! Pido disculpas de antemano por la tardanza, de hecho, tenía la traducción de este fragmento desde hace unas semanas, pero debido a la Uni no me dio tiempo de corregirlo. ¡Pero aquí está! disfruten!

Era invierno y el clima de la mañana era agradable.
La ciudad Judía estaba hundida en la monotonía. En ella había hombres vestidos de blanco y negro, de cabellos revueltos y largos. Las mujeres llevaban abrigos negros con moños en la cabeza.
En la terraza de una cafetería, un grupo de abuelas de la vecindad comían pastel de queso al estilo judío de un blanco puro similar a la nieve. Conversaban mientras seguían con la mirada, despreocupadas, la vieja bicicleta que recorría la calle, al principio sorprendidas pero ahora acostumbradas.
Sobre la bicicleta iba Kazuya, con los labios apretados, el viento revolviéndole el cabello negro.
Montada detrás iba Victoria. Bella y pequeña como una muñeca delicada, su cabello plateado flameaba al viento como una reina del invierno, sus pupilas verde esmeraldas inexpresivas como un trozo de hielo. Llevaba un abrigo suave y un vestido de rojo y negro, sus volantes y lazos revoloteaban con la velocidad.
Kazuya se detuvo al inicio del puente de Brooklyn, compró un helado doble, se la dio a Victoria y continuó pedaleando. Detrás, Victoria lamía el helado, inexpresiva.
El clima era agradable, los rayos del sol hermosos, el viento era frio y el cielo sin nubes mostraba el azul del espacio.
Pedaleó hacia la isla de Manhattan, mirando hacia la sospechosa China Town y a la colorida Litle Italy. Se acercó hacia Gerrenwich Village, un área residencial de alta categoría con edificios radiantes de bordes metálicos y adornos dentados de una marcada tendencia Art Deco.
Había una fila de vehículos que escoltaban a un Cadillac negro parecido a un vehículo blindado. Parecía como un carro de un reino imaginario. Una banderilla con los colores de la bandera Italiana estaba plantado en el emblema del vehículo, signo de la mafia italiana que controlaba la noche de New York. Era obvio que llevaba una persona importante, quizá al rey de la noche, el Jefe Garbo.
Cuando Kazuya volteó una esquina vio a un hombre que danzaba mientras caminaba. Era de alta clase, tenía una apariencia esplendida y por alguna razón llevaba zapatos rojos. Tenía una pipa de marca en la boca y un sombrero de seda. Su rostro estaba cubierto por una larga barba, y más arriba, dos ojos afilados como cuchillas.
Kazuya se preguntó si bailaba una danza misteriosa. Entonces, sorprendido, esquivó al hombre. Echó la cabeza hacía atrás, lentamente.
—Existen diferentes personas en esta ciudad, ¿no? —dijo dirigiéndose a Victoria.
El hombre escuchando el murmulló miró reflexivamente a Kazuya.
Kazuya siguió pedaleando hasta llegar a una esquina de Greenwich Village. Frente a un espléndido edificio, en ella se encontraba una estatua de piedra con la figura de un león.
—¿Pero que será ese asunto serio? —murmuró, preocupado.
Victoria bufó por la nariz, con la cara sospechosa, como si entendiera en un principio el problema.
Subieron las escaleras de piedra hasta llegar a una inmensa puerta donde dominaba una aldaba de latón en forma de león.
Victoria se puso de puntillas, estirándose sobre sus pequeñas piernas, sobre sus tacones esmaltados, y tocó la puerta.
Entonces abrió una mujer, alta y con la espalda sólida como para considerarla una gigante. Tenía ojos pequeños pero del color de la miel, una larga nariz afilada, grandes labios y una cabellera de color del caramelo. Aunque su figura era imponente como una diosa de los mitos, llevaba una prenda simple, un vestido moderno de azul intenso, sobre ella, un delantal.
—Buenos días, Rebecca ¬¬—Saludó Kazuya colocando una mano sobre su sombrero. La mujer asintió seriamente.
Ella era la hija de los familiares de Nicholas Sack que había perdido a sus padres cuando era niño y fue criado por la familia. Por esa razón fue contratada como la sirvienta de la familia Mushanokouji.
La voz de la señora Ruri Mushanokouji vino del interior.
—¿Kazuya? ¡Oh, dios, finalmente la trajiste! ¡Hay un vestido nuevo que he terminado! ¡Tengo que probarlo!
—¿Qué? ¿Este es el asunto urgente?
Kazuya parpadeó sorprendido, junto a victoria que parecía querer decir algo.
Ruri vino corriendo. Llevaba una Haorihakama de color azul y violeta, tenía el cabello negro atado despreocupadamente con una cinta. Se había casado con Mushanakouji, un policía internacional.
—Es por Rokushou —dijo—. Como Victoria no llegaba se puso nervioso. Quería verla vestida con el nuevo vestido, ¿no es cierto, Rokushou? ¿Eh? ¿Estas avergonzado? ¿Por qué rehúyes? ¡Estás extraño!
Rokushu era el hijo de Ruri, y a todas luces parecía una versión pequeña de su madre. En sus ojos negros brillaba una escondida obediencia, tenía los labios apretados, de alguna forma, parecidas a la de su tío Kazuya. Llevaba la cabellera negra atada en una cinta de franela, y un obi de puntos alrededor de la cintura. Poseía una belleza delicada que la hacía parecer una muñeca tradicional japonesa.
—¡Hola! Hoy pareces estar bien —dijo Kazuya.
Alargó el brazo intentando acariciarle el cabello, pero Rokushou, sorprendido, se escondió detrás de su madre.
—Ah, ¿pasa algo? ¿Rokushou?
—¡Lo hiciste otra vez, Kazuya! —Rurí miró intensamente a Kazuya.
Era extraño, odiado otra vez, pensó Kazuya.
Rokushou sacó la cabeza y miró a Kazuya de soslayo. Pero sus ojos se desviaron a Victoria, anhelantes. Victoria y Rokushou se contrastaban entre sí, mientras victoria tenía el cabello gris y vestía de rojo y negro, Rokushou tenía el cabello negro y un Kimono azul.
Con “La obra de arte maestra. Probando el vestido en Victoria inmediatamente” dando inicio, Ruri guio el camino. Rokushou los siguió rápidamente, confundido. Kazuya no tuvo más opción que seguirlas obedientemente.
Kazuya esperó en la espaciosa sala hasta que Victoria surgió llevando puesto un vestido largo de color rojo y blanco que estaba de moda, el nuevo trabajo de Ruri. En las manos llevaba guantes de lazo y sobre la cabeza una gorra de pavo real.
Ruri se concentró en comparar las medidas en algunos lugares. Por el otro lado, Rokushou miraba fascinado detrás de un sofá mientras comía con ganas pollo frito.
Ruri comenzó a reírse.
—De nuevo —dijo—. En verdad le gusta Victoria, ¿no? Cuando lo pienso, comenzó a imitar y desear figuras hermosas. Oh, ¿se ha puesto rojo? Qué extraño, ¿No?
Rokusho se arrimaba y escondía a la sombra del sofá, de vez en cuando alargaba la mano y cogía pollo frito. En todo momento seguía a Victoria con la mirada, como si viera a una criatura extraña, ésta tenía una pipa en la boca.
Rebecca entró a la sala.
—Kujo, el teléfono. Es Nick —dijo y volvió a desaparecer.
Kazuya se puso de pie y fue a contestar el teléfono, al otro lado del teléfono escuchó la voz de Nick.
—Oye, el jefe ha dicho que tienes que volver ahora mismo.
—Ah, ¡iré ahora mismo!
—Surgió un incidente inesperado que debemos cubrir, ¡apúrate!
En la sala de estar habían terminado de probar los vestidos. Pretendiendo estar tranquilo reprendió a Victoria y dejaron la casa.
Se dirigieron al Este, a la parte baja de la ciudad.
No había edificios lujosos y de clase, sino simples edificios y tiendas comerciales apilados. Se podía oler varios tipos de comida en el ambiente.
New York era un crisol de todas las razas y culturas. Por un lado había hombres ocupados y por el otro, un grupo de jóvenes divirtiéndose jugando básquetbol. Existían jóvenes a la moda encima de un convertible multicolor y mujeres vendiendo dulces en una canasta encima del hombro mientras silbaban.
En un rincón de la parte baja de la villa del este, frente a una iglesia, un sitio verde y exuberante, se leía en una placa metálica el nombre de Miracle Garden. Era similar a un parque, dentro había un pequeño lugar similar a un jardín.
Kazuya pedaleó hacia el interior, cruzó el camino parecido a un laberinto. Victoria, relegándole todo el trabajo a Kazuya, mantenía sus ojos verde bien abiertos.
Era inesperadamente largo. La bicicleta continuó su camino hacia el misterioso y pequeño bosque. Finalmente se detuvo.
Había un edificio con la estructura similar a un domo. De tres pisos, a lo sumo cuatro. Debido a la antigüedad, la pintura de verde y azul se había desprendido en algunos lugares. Parecía una mezquita del este. Sobre todo, había un extraño ornamente similar a una fuente, parecía como si en cualquier momento borbotearía agua congelada.
Era el mejor de los edificios extraños de la villa del este. Un apartamento endemoniado, el rumoreado departamento fantasmal.
CARRUSEL
Era viejo y lamentable. Para hacerlo peor había sido foco de historias macabras de la segunda guerra mundial, así que era terriblemente impopular para estar ubicado en un lugar conveniente. Por otro lado, la renta era barata.
Kazuya entró al edificio siguiendo a Victoria.
El techo se movió por la acción del viento. La luz impactó el suelo abrazando una parte de la fuente decorativa.
Dentro existía una escalera en espiral, el cual tenía una suave inclinación, como si invadiera una concha hermosa.
Al sur había plantas exuberantes. Grandes cisnes de pico rojo, pingüinos de piel negra, tortugas gigantes, lechuzas tan pequeñas que podrían caber en la palma de una mano, muchos tipos de animales desconocidos merodeaban por los alrededores.
En el Carrusel, aunque la oficina rentaba cada área, todo funcionaba como una tienda de mascotas. Además, aquellos animales curiosos metidos de contrabando de Asia, África y el viejo continente viven más libremente que los humanos.
Kazuya y Victoria se dirigieron hacia la escalera espiral verde, tratando de no pisar los excrementos del suelo, Victoria distraída y Kazuya extremadamente serio.
Subieron sin prisa, dando vueltas en esa fría escalera espiral que se alargaba casi infinitamente, como si estuviera sumergida, un palacio acuático.
Desde arriba se podía ver el espacio profundo de abajo. En un pequeño rincón un joven empresario había puesto un escritorio, por otro lado un zapatero oriental tenía las agujas, clavos, hilos y cueros esparcidos, y por alguna razón un viejo medio desnudo miraba contemplativo cada uno de los espacios como si no comprendiera lo que hacían los demás residentes. En ese momento los pájaros batieron las alas y el viento agitó las hojas de los árboles.
Finalmente llegaron al piso superior, el tercer piso. Ahí estaba un cuarto ostentoso y misterioso.
El techó se había vuelto bajo, la luz se filtraba de él y golpeaba el suelo, como si hiciera agujeros. Al otro lado de la calle, se podía ver la Miracle Garden a través de una ventana triangular. Del techo colgaba un sofá colgante rosa de diseño victoriano, rosa y decorado con botones. En una meza pequeña de pata de gallo estaban amontonados bombones de chocolates y dulces en palitos con diseños de animales y otros. Tres estantes en un rincón. Un arcón de gusto oriental con patrones florales tallados. Popurrís de rojo y violeta esparcidos en el suelo esparcían olores dulces.
Sólo en este lugar el flujo del tiempo difería, el intervalo de la historia se sucedía gentilmente.
Kazuya sentó a su preciosa esposa en el sofá colgante. La sentó como si fuera un tesoro invaluable.
Hirvió agua y lo vertió en el té. Comenzó a ordenar asiduamente el lugar. Entre los dulces encima de la mesa encontró un hermoso teléfono con decorados dorados, estaba descolgado así que lo volvió a colgar.
Victoria se metió un dulce en la boca y Kazuya la miró.
—Victoria, ¡no pretendas que no estás aquí!—dijo.
—Mm.
—¿Qué es eso de mm? Eres humana ¿no?, realmente eres… ¡Ah! Ahora recuerdo. Casi olvidaba esa cosa.
Volvió sobre sus pasos, con pena derrumbó la pila de libros hasta encontrar una placa metálica.
Lo despolvó gentilmente y lo colocó en la pared. Tenía escrito lo siguiente:
〈Aquí “Agencia de Detectives Grey Wolf. ¡No hay misterio que no pueda ser resuelto!” 〉

Comentarios

  1. Ya veo que Victorique no ha cambiado de todo xD Gracias por la traduccion ♡

    ResponderEliminar
  2. "Su preciosa esposa?" (+ _ +)*

    ResponderEliminar
  3. Entonces si son esposos pero actúan como amigos??

    ResponderEliminar

Publicar un comentario