GOSICK RED capítulo 1 (Hello! New York) parte 1




—¡¿Otra vez?! Ah!, esta mañana hay una rosa.
Ocho de la mañana y New York recién despertaba.
El viento era una ráfaga de aire helado, corría por una esquina de la Little Italy, se filtraba por entre las personas que llevaban trajes de tres piezas que soñolientas iban a trabajar, revolvía los puestos de comida, y revoloteaba los uniformes de los niños que cruzaban la calle para ir a la escuela.
El viento del invierno, cargado con nieve y lluvia, agitaba los coloridos carteles de los bares y café-restaurantes, colores de verde, blanco y rojo.
En una esquina, algunas patrullas y policías uniformados de color índigo rodeaban algo. Era una atmosfera peligrosa. Pero los transeúntes, acostumbrados, parecían no importarles.
Por encima de las cabezas de los policías sobresalía un joven Intaliano, alto y con una cámara en la mano. Cada vez que tomaba una fotografía los policías agitaban las manos como si espantara insectos, sin embargo no parecía importarle.
—¡Hey! —Gritó el joven y miró despreocupado por la lente—. ¿El cadáver de esta mañana también es de consideración? Bueno, comparando con el cadáver que se encontró ayer en la mañana, sólo difiere en los zapatos que cambiaron de tacones rojos?… Aunque cada año los asesinatos de los gánsteres también están incrementándose. Esos, se han acostumbrado al homicidio, ¿cierto?
Torció la boca cuando no obtuvo respuesta.
En el suelo, el jefe rodeado, agujereado por una ametralladora, tenía una rosa en él. El joven alejó los ojos del gánster.
—¿Eh? —Notó a alguien—. ¿Kujo?
Hizo a un lado a los policías.
—¿Kujo〜?
—¿Más al amanecer que a la media noche? Fue ahí cuando se escuchó el disparo. Y, bueno, ¿sobre las voces y esas cosas? ¡Ya veo! Pero como una antigua residente de esta región, ¿qué piensa de la reciente tiranía de los gánsteres? ¡Bien!
En frente de un restaurante italiano opuesto a la esquina donde los oficiales estaban reunidos, arrodillado delante de una abuela de mediana estatura, estaba un joven oriental. Escuchaba cortésmente a la anciana.
De cabello negro azabache, con el mechón de cabello danzando ligeramente con el viento del invierno. Llevaba pantalones de franela de la armada. Llevaba además un abrigo gastado, y un sombrero antiguo que llevaría un abuelo. Tomaba notas mientras asentía y sus ojos, como si hubiera absorbido la oscuridad, parecían extremadamente oscuros.
De corta contextura, un joven como cualquier oriental.
Cualquiera no lo notaría, pero sus pupilas poseían una transparencia honesta. Ojos que conmovían a las personas.
— Kujo〜. Kujo〜. Kujo〜 —llamó el Italiano, pero entonces levantó la cabeza notando algo.
Doblando la esquina surgió un nuevo patrullero. El joven oriental agradeció a la anciana, el camarógrafo se puso la cámara en sobre la cabeza, y juntos escaparon precipitadamente.
—Bien —dijo el joven occidental—. Nico, ¿tomaste apropiadamente las fotografías de la escena?
—Tranquilízate, no hay nada que temer, ¡probablemente!
—¿Cuál de las dos?
Hablaban mientras caminaban entre la multitud de la Little Italy.
El joven había escapado de la guerra, dejando su Isla oriental. Había cruzado hacia el nuevo y gran continente, finalmente lográndolo de pocos meses. Comenzó como un reportero novato en el Periódico Daily Road.
A su lado estaba Nico Sack, una persona natural de la Little Italy y de New York. Era alto, tenía grandes ojos y un abrigo cañaverde que le cubría los brazos largos.
Kazuya perdió el interés en Nico y pasó las páginas de su nota mientras caminaba.
—Este mes ha habido muchos asesinatos entre gánsteres —Nico alzó la voz—. Lleva así todos los días.
—Sí.
—Incluso ahora. Aunque nuestros superiores estén disfrutando de la cobertura del concurso de Mis New York desde la mañana, como siempre aquí se muestra la guerra de los gánsteres.
—Sí.
—¡Ha salido una nueva publicación de la revista Time! ¡Kujo, léelo! ¡Yo no entiendo las letras!
—¿Eh? —Kazuya despertó—. Ah, está bien.
Estaban entre el límite de la Little Italy y el Barrio Chino.
La Little Italy era una mezcla rebosante de colores y kanjis, colores de rojo, verde y blanco.
En la portada de la revista se mostraba el perfil de un hombre en la flor de la vida, con el cuerpo bien constituido de un verdadero italiano. Llevaba puesto un sombrero fino que le caía sobre la frente, y una bufanda roja alrededor del cuello. Sus ojos, parecían la boca de un arma. Estos brillaban inquietamente. Los olores de comida de ambas calles estimulaban el apetito.
Nico cogió la revista Time de un puesto en una esquina.
—¡¿Qué?! ¡¿En la portad de esta semana está el jefe Garbo?! Aunque las estrellas del cine son mejor —dijo Nico—. Bueno, es nuestro “Padrino.” Da que pensar qué hace la mafia en una portada, ¿no?
—Dices eso a pesar de ser un italiano.
—¡Odio la mafia! Debido a ellos la ciudad es peligros y sofocante. Bueno, parece que recientemente también están haciendo ayuda comunitaria. —Nico frunció el ceño, entregó la revista a Kazuya.
—Sí, esa cosa sobre ayuda comunitaria está escrito precisamente aquí —Kazuya frunció el ceño—. Dice: alimentos de emergencia a base de arroz frente a una iglesia. Una de sus actuaciones, supongo. También está la rememoración de su niñez. Bien, veamos, amante de los animales exóticos… El jefe Garbo debe ser muy rico para mantener tales animales. Una publicación normal como si se tratara de una persona fina de la ciudad —Rio—. La popularidad de la ciudad es muy cuestionable, ¿no crees?
—¡Claro! Además tales animales raros, buenos o malos, son amados por los niños —dijo Nico con la cámara en la cabeza, los labios apretados.
Kazuya recordó algo, y extrañamente volviéndose dijo:
—¿Tú crees? Bueno, puede ser cierto, ¿no?
—Claro. Muy cierto. Y entonces, ¿Qué sigue?
—Espera, veamos. El artículo del sospechoso gánster termina aquí. A parte de eso, ¡la esperada elección presidencial! Un especial reportaje del influyente candidato Mr. Golds Wage. Descendientes de una rica familia de vastos campos de manzanos, venerables Puritanos.
—¡Lo conozco! Un sujeto con una agradable sonrisa. No sé por qué pero de hecho, me agrada ese tipo.
Kazuya atrajo hacia sí la fotografía del Mr. Golds Wage para verlo mejor.
—Una persona famosa por su limpieza, que no está adherido a la mafia y al mundo económico. El siguiente artículo es sobre el Servicio Secreto del Gobierno, ¡el FBI! Un misterioso caballero llamado Hoover parece que se ha convertido en el primer director general, sin embargo, debido a los ‘Expedientes Hoover’ por su mano, es un poco difícil que……
—Déjalo ahí, ¿Qué sigue?
—Veo que no estás realmente interesado en los asuntos del FBI. El siguiente… Ah, las noticias de las celebridades.
—¡Léelo, léelo!
—Veras… Bueno,  ésta el artículo de la típica estrella de Hollywood, River Valentine. Me pregunto si es él el llamado héroe público de los inmigrantes italianos. Pero como sea,  parece que esta vez hace el personaje principal de una película, además un actor europeo en alza, actúa en compañerismo, déjame ver…
Nico miró al cielo, perdiendo el interés. De pronto tomó silenciosamente la revista de la mano de Kazuya y lo aventó de vuelta.
—¡¿Eh?!
—¡Hey! ¡Nico! ¡¿Vas a comprar la revista sí o no?! —dijo el abuelo del stan, enojado. Pero Nico se alejó a grandes zancadas, despreocupadamente.
Kazuya se disculpó en pánico, compró la revista, e incluso compró muchos de los pastelillos hechos por la hija del abuelo.
—¡Otra vez compras mucho! —dijo la hija y le dio algunos extras, aumentando la carga de Kazuya.
—¡Hey! ¿Acaso eres una persona? Eres un tonto, aunque ahora lo noto… —dijo Kazuya mientras empezaba a seguirle.
Pasaron a través del barrio chino desde la Litte Italy. Mientras contemplaban los elevados edificios del gobierno, desde el extremo sur de la isla de Manhattan se dirigieron hacia el lado oeste.
Gradualmente el número de edificios modernos de concreto se incrementaron. Rascacielos de estructura Art Deco con una serie de ventanas octogonales de brillos metálicos. Baldosas de roca grabada con imágenes míticas.
Después de salir de un pequeño parque verdoso, llegaron a una esquina llamada Newspaper Row. Aunque los edificios eran de un diseño simple, los edificios de las grandes compañías de periódicos se extendían como los arboles del bosque. Hombres, mujeres y autos negros pasaban apresuradamente.
Kazuya puso los pies en los pedales, Nicó por su parte se despidió agitando los brazos, puso su cámara en la cabeza y entró al edificio de la compañía de periódicos Daily Road.
—Bien, entonces me voy por un momento. Estoy algo preocupado.
—¿En serio? ¡¿Otra vez?! —Rio Nicó aún de espaldas.
Kazuya dio la vuelta y comenzó a pedalear.
Comienzos de 1930
Invierno. La segunda guerra mundial, la segunda tormenta, finalmente había llegado a su final.
A diferencia de varios países de Asia y Europa, este país vasto y nuevo no había sido devastado directamente por la guerra. Este nuevo mundo, nuestro maravilloso Estados Unidos de América, donde exactamente ahora los autos prósperos comenzaban a venderse con gran rapidez. Hombres y mujeres de este nuevo país anhelaban ser exitosos. En cuanto a la historia del país, si lo comparamos a una persona, apenas habría pasado la tormentosa adolescencia, pero todavía no estaba en la mitad de la plenitud de su juventud. El viejo continente el cual era el padre poderoso, el cual empujaba el periodo de misterio y superstición había llegado a su final. Ahora el nuevo país reinaba sobre el mundo como un líder material.
Además, al extremo este del continente americano, flotaba la Isla Manhattan. Una parte del corazón del joven príncipe. Una isla rebosante de esperanza. Pequeña, pero terrible y difícil ciudad.
New York peligrosa.
El cielo del invierno estaba incomparablemente claro.
A la salida de Newspaper Row, en el rio ubicado en el lado este de la Isla Manhattan cruzaba un largo puente, el puente Brooklyn.
Los hombres lo cruzaban para ir a trabajar. No había hombres que no trabajaran, y Kazuya, rápidamente, se estaba convirtiendo en uno de ellos. Pedaleando comenzó a cruzar el largo puente hasta casi perder el aliento.
El puente de Brooklyn era largo y la briza del océano llegaba fría. Kazuya ajustó el cuello de su abrigo suavemente y continuó pedaleando.
Su mochila negra se agitaba. El puente se extendía insospechadamente. Pero al final dejó de extenderse.
Brooklyn.
Una pequeña ciudad separada de la isla de Manhattan por un rio. Conocida como una ciudad Judía, de un escenario monótono de blanco y negro.
Volteó a su derecha desde la proximidad del puente, a su derecha estaba el rio.
Al otro lado del rio se podían ver los rascacielos de New York, como árboles en un bosque.
A la izquierda, aparecía una ciudad tan elaborada como un juguete. El frio viento hacía mover las placas decorativas de metal: “The cramberry Street,” “The orange Street,” “The pineapple Street,” estaban alineados en una calle angosta y recta. A los lados de la calles estaban plantados árboles, pero ahora las hojas caían, las ramas se sacudían levemente.
Los hermosos apartamentos de inmigrantes de aproximadamente tres a cinco pisos, aunque parecería un cuadro rustico, crecían en cantidad. Delante de las puertas pequeñas había aproximadamente cinco peldaños de concreto. Algunas plantas en maceteros daban color a esta monótona ciudad.
Era diferente a la peligrosa Isla Manhattan.
Kazuya cruzó alegremente con la bicicleta una calle pequeña como si esta hubiera salido de los cuentos de hadas de la vieja y buena Europa. Aunque continuaba pedaleando, no parecía estar cansado. La boca tensa hasta ahora de Kazuya comenzó a abrirse en una amplia sonrisa, y una gentil expresión comenzó a aparecer en sus ojos negros.
La bicicleta pasaba a través de una calle de blanco y negro.
Eventualmente se detuvo cuidadosamente en un apartamento más viejo que los demás, un departamento pequeño de inmigrantes que parecía estar inclinado.
Tenía una puerta grande y oscura, el pomo tenía la forma de un perro acostado. Tenía diez peldaños de piedra. Había pequeños daños en la vieja tela de mosaico que la cubría. También había un masetero de madera.
La placa metálica en la puerta decía:
New york/Brooklyn/N14 de la Calle Cramberry.
Kazuya detuvo su bicicleta y cuidadosamente puso la llave.
Y entonces, la ventana circular del primer piso mitad bajo tierra, se abrió. Repentinamente aparecieron unos ojos azules brillantes y un rostro adorablemente adornado con pecas, una gorra de básquetbol puesta sobre una cabeza de cabello rojo al estilo Bob. Ahora bien, no se sabía si esta persona era un chico con mucha vitalidad o una mujer masculina…
—¡Hola, bienvenido!
Aunque hablaba como un chico, la voz le pertenecía a una mujer joven.
—¡Ah, encargada! Acabo de volver. Pero de inmediato… — Kazuya agachó la cabeza cortésmente.
—Ah, si eres Kujo. ¿La señorita hermosa hoy también está esperando tu regreso? —dijo la joven.
—Bueno. —Empezó a responder con nerviosismo pero eventualmente se detuvo. Sus mejillas enrojecieron levemente.
Después de haber terminado su rutina favorita de todos los días, molestar al serio inquilino recién mudado del cuarto piso, la encargada guiño un ojo y cerró la ventana.
—Gra-gracias — murmuró Kazuya.
Después de eso, con las manos ocupadas con la montaña de pastelillos, infló el pecho y, cuando subía las escaleras de piedra, dijo:
—Hooola. Bueno, ¿no será que aún estás aquí?
—…Victoria? — volvió a decir.


Nota:
Victorika
Los japoneses lo pronuncian como "Vikutorika", los ingleses lo traducen como "Victorique", que pronunciado sería lo mismo, latinizado sería "victorica". Todas esas esas opciones del nombre me parecieron demasiado raros e incomodos, quizá en Japón suenen bien, pero en latino no pega. Al parecer no existe un origen latín del nombre, así que decidí utilizar el nombre "Victoria" que vendría a ser casi lo mismo, casi. Entonces desde ahora en adelante el nombre sería este:
Victoria de Blois.
Mucho mejor, ahora mis oídos están en paz.

Comentarios

  1. Muchas gracias!c:
    Espero que tengas tiempo e energía para continuar con esas traducciones ^^ Buscas los raws en japonés, verdad? Intentáré encontrarlos. Español no es mi lengua materna, pido perdón si he dicho tonterías ^^'

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    Respuestas
    1. Gracias por leer! Y no te preocupes, tu español es bastante aceptable :)

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